miércoles, 17 de julio de 2013

Pétalo de Boca Rota



Pétalo de Boca Rota


I

Por qué los besos que se esperan nos broncean la sombra?
Yo esperé sentada en el diluvio de la tarde
caricias que de repente vienen envueltas de pequeñas comas
e irrumpen a gemidos las pulsantes palabras.

El viento las inyecta entre mis uñas.

Las utopías han sembrado en mi nariz el aroma a cuerpo desnudo.
Así la huella de mis senos en un suspiro ha violentado su pecho
con el reflejo de un pétalo caído de esta boca. 

Él me ha arrancado de raíz cada silencio cobijado en la garganta
y susurra en mis mañanas un hasta luego desprendido de las flores más negras
y guarda las semillas en mi mano.

Sin remedio voy devorando madrugadas que se esfuman poco a poco
con el soplo de las estrellas que he develado de su rostro.   


II

Si acaso mis venas van y palpitan el seco sabor a labio marchito
si las ávidas ventanas pueden acaparar las llamas azules de las criptas
si el alma despertara a orillas del mar...
Tendría que garabatear olas que bañen estas líneas torcidas
dibujar nidos y abrigar sus brazos de noche distante
ir descuartizando sus huesos impacientes de demora
masticar los días con pureza afilada de agua. 

Busco sus labios dulces en una última burbuja de mar
pues las gaviotas que han robado su mirada
me han dejado los ojos vacíos.



Natacha Batlle
16/07/2013
© Derechos Reservados





Maremoto



Qué puedo decir? 
Si hasta clamo para que el día apague
que la piel se muerda con la piel
y la luna crezca en mi garganta
líquida, intranquila y llameante.

Ya las paredes andan sudando los tropiezos
ya la lengua se ha pegado a mi pelvis danzando apagones
que solo los dedos encienden.
Hay sed que injerta sed 
y es otra sed entretejida a nuestro vientre
como la piedra que flota sobre el agua.

Una respuesta se dibuja sin tiempo
como un beso arrebatado para ser devuelto de sorpresa
o tal vez
como el hambre que con hambre nos calcina 
cuando queda un poco más
o el todo se embelesa transparente y distante.

A tientas voy buscando su dedo en mi labio
hoy me he bebido su huella 
y su recuerdo va y araña mi lengua
late como dos eclipses 
espirales temibles
colgando sus grados entre mis pechos.
Ayer diez luciérnagas abrazaron mi rostro
y al marcharse
una decena de puntos se han injertado en mi cielo
como negros hematomas 
ladrones de aliento.

Un maremoto tras el párpado
me ha dejado el mundo a oscuras.


Natacha Batlle 
Junio 2013


 

 

Collar de Aves Rotas


Una burbuja de metal estalla
y muere el sol bajo mi pie descalzo.

Pende de mi cuello un collar de aves rotas
y su piar coagula el pulso
muy cerca de la mano.
No sé cómo llegaron a mi cuello,
Pero sus garras se abrasan a mi aorta,
Para que mi llanto vuele.

Mi dedo es cíclope
donde ensarto las vetas alargando mi paso,
Y mi caminar dibuja el ala del féretro podrirse bajo la oda,
Una astilla de metal desagua el ojo,
por donde un hilo de elipsis me cose los dientes.

En mi pecho llevo el abalorio,
acústica del hueso con que he afilado el aire,
Así tengo parches en la espalda,
y por el humo escapar adolorido,
las aves me han dejado sus huevecillos enredados al cabello.

Hoy el otoño me ha exfoliado la mirada con sus hojas caídas,
Yo retorno a mí como quien busca unas ruinas
y alzo las piedras que han desmayado de mis hombros.

Natacha Batlle
Noviembre 2012





Soy


Sin otro que me sienta temblar, yo no sería...
-Franklin Mieses Burgos-

A veces la hoja tiembla y con ella su sombra
yo soy esa hoja que la brisa abandona.
Una codorniz se ha robado la sombra y el temblor
que tuesta el miedo de los otros
sombra más negra que la sombra
sombra que yo pinto de rubio.

Esa soy
hoja verde que el viento despinta
ambarina
confundida en mis dorados reflejos
una especie de cristal muy blando.

Sí, soy una hoja de filo fresco.

Un cuchillo se suicida con su arista de verme pasar.






LOS NIDOS DEL ÁNGEL



Destrigas mi pelo de espigas para alimentar las palomas que aguardan en tus ojos,
Me pregunto, cómo puedes entornar la mirada
y hacerle volar con sus alas de frío, me quema...

Una hostia posas en mi boca...
Y no sé, me vuelvo virginal en el silencio.
Cuando espero ver en tus manos un lirio de fuego,
Me sometes al sueño y nado en tus manos de agua,
Me bautizas, exfolias el pecado de tenerte tan cerca...

Pura, intacta... A la vez me vuelves la durmiente y la puta
Con apenas una lengua desnuda,
para hablarte de poesía entre paredes que acumulan el eco a tu sismo,
Esa fragilidad que posas en mis brazos 
y transgrede la dulzura que apenas conoce una navaja al lamer la sangre.

Llevo una cicatriz en el vientre,
Mi corazón late líquido en tus pupilas.

Deseo tan solo liberar una paloma,
Dejar vacíos los nidos abrigados a tu rostro.
Desnúdame la risa bajo la tersa piel de este verso,
no hables de una próxima estrofa
E incinera cada espiga
Con tus plumas, ángel negro.

Natacha Batlle
19 Dic. 2012





En-cinta



 

En-cinta
es pájaro la fiebre que vuela a otra jaula
me trenza las costillas
el dolor me crece en el ojo.
Me ha dejado un hueco
por donde el novilunio se esconde
bestia
galopa a la sombra del cadillo.

La cinta en mis cabellos es camino
por donde el sol se pierde
Me borra las pupilas
con puntos suspensivos…
guardo los temblores del cometa
en la rama de la ola.
El caracol en su ombligo me guarda el llanto
y con la arena lo suaviza.
Hay cintas sosteniendo la marca de dos alas
Y cintas amarradas al ancla que se hunde en la boca del pez
Yo me amarro a una canción para perderme melodiosa
Y me duele el sonido gris de la mañana
Me he postrado en la vena del vacío
Para encontrar un trozo de alegría.